Sigo en mi asilo político en la UPIICSA, lo cual, cada vez me desespera un poco más, no sólo es el hecho de estar contratado por honorarios y no tener prestaciones ni la más mínima esperanza por mejorar mi salario o mi perfil profesional, también es el hecho de que el tiempo pasa y ya quiero desarrollarme en mi nueva carrera, igual y el salario para un aprendiz sería igual de miserable que el que percibo en la actualidad, pero al menos tendría esperanzas de pregresar (así decía un niño en los comerciales de solidaridad, sexenio de Salinas).
Arreglar computadoras, descifrar redes, mentarle la madre a los de comunicaciones del IPN -que bloquean el acceso de todo el poli a las páginas web de la UNAM y a mi blog como si fueran páginas de contenido inapropiado, catastrofista y sospechosita- es apasionante, pero no es tarea para toda la vida, al menos a mi me da una hueva horrorosa imaginar mi futuro arreglando compus y metido en las redes, simplemente me percaté de que es indispensable la pasión en la vida, de lo contrario, vale poco el esfuerzo.
Cada vez soy mas opuesto al orden que rige al IPN y a la UPIICSA, quizá sea por mi lado de comunicólogo que aún no logro amaestrar, o simplemente es la manifestación de todas mis frustraciones y problemas que debería estar tratando con el psicólogo por enésima vez, sepa.
Cuando tenía 14 años estaba frente al micrófono de radio red, simplemente hablando, que si estaba en contra del uso del uniforme, que si mi inconformidad con el control en el corte de cabello de las secundarias, que si los maestros no saben nada, que si no nos daban clases y yo era el único molesto por ello puesto que no tenía con quien juntarme (insisto, perseguir un envase de frutsi relleno de papel simulando un balón de futbol no es la onda, ni me gusta el futbol per se). En ese entonces, ya tenía la idea de estudiar algo así como periodismo, tenía 14 años, hacía 2 años habían asesinado a Colosio, ese día junté 3 televisores, en realidad no había mucho que ver pues no habían opciones en la televisión, recuerdo que había una cobertura en el 11, otra en el 13 y la del 2, la cual se interrumpió cuando se le acabó la batería al teléfono celular que llevaba la reportera (aún en esa época, era tecnología de punta eso del celular y era la única reportera que llevaba celular y transmisión en vivo por un enlace de microondas) pero que había alcanzado a reportar la muerte del candidato en voz del médico que lo atendió. Días después monté de nueva cuenta mi centro de monitoreo cuando el PRI nombró a su candidato a la presidencia que supliría a Colosio. Primero dijeron que en un auditorio, luego se cambiaron, tanto en televisa como en Azteca habían imágenes de la gente (reporteros incluídos) moviéndose de un auditorio a otro. Entre la confusión y el cambio de posición de las sencillitas microondas que se usaban esos días, en la transmisión de televisa se cruzó un emblema de Azteca, así grandote, abarcando toda la pantalla. Era un detallito técnico que no sé por qué no logro olvidar. Minutos después, Zedillo sería nombrado candidato. Tenía 12 años. Ver 3 fuentes de información ya era algo normal para mí. Esas memorias me abordaron unos 10 años después, el día que ví la producción de CNI Noticias por primera vez. En un monitor, frente al conductor del noticiario, se transmitía la señal que generábamos junto con la de la competencia, y todos los presentes estaban en todo. La piel se me puso chinita. Después de todo, yo no estaba loco.
martes, 24 de marzo de 2009
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